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sábado, 2 de julio de 2016

Reconocimiento facial


Mucho más comunes son los sistemas de reconocimiento facial, que no son más que aplicaciones informáticas que identifican y verifican la identidad de una persona a partir de una imagen digital o de un fotograma que forma parte de un vídeo en vivo o grabado.


Los algoritmos de reconocimiento facial extraen características diferenciales de la cara de unas personas. Por ejemplo, la posición relativa, tamaño o forma de los ojos, la nariz, o la mandíbula. Esas características pueden combinarse con otras técnicas más avanzadas como el reconocimiento 3D que recoge también la forma de nuestra cara y sus corntornos, y que por ejemplo sirve para realizar el reconocimiento incluso con perfiles de personas. El análisis de la textura de la piel es también otro de los componentes que ayudan a incrementar la fiabilidad de este método.

Las aplicaciones del reconocimiento facial son hoy en día muy numerosas en todo tipo de escenarios, y además de los sistemas que por ejemplo se han aplicado en Facebook para el reconocimiento facial -y que fueron prohibidas en la Unión Europea-, existen aplicaciones singulares. La detección de ciertas expresiones en los rostros de las personas pueden, por ejemplo, ayudar a estudiantes con problemas o a evitar situaciones de estrés en el coche.

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