Como comentábamos, a menudo
confundido con el reconocimiento de iris, este tipo de procedimiento se basa en
un principio distinto: la retina humana es un delgado tejido compuesto de
células neuronales situado en la parte posterior del ojo, y debido al complejo
entramado de vasos capilares que proporcionan sangre a la retina, cada retina
es única y, salvo casos excepcionales -diabetes, glaucoma- permanece inalterada
durante toda la vida de una persona.
Para realizar este tipo de
identificaciones se hace uso de rayos de luz infrarroja de poca energía, y el
hecho de que los vasos capilares absorben la luz de forma más intensa que el
resto del ojo, la cantidad de reflexión varía durante el proceso de escaneo. Es
ese patrón de variaciones lo que determina el patrón con el que se compara a
posteriori esa retina con la de la persona que se quiere autenticar en el
sistema.
Aunque hay pocas probabilidades
de falsos positivos y es casi imposible obtener falsos negativos, el
procedimiento de escaneo es algo más invasivo, y los escáneres de retina son
aún muy caros para implantarlos de forma masiva en muchos escenarios.
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