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sábado, 2 de julio de 2016

Otros sistemas biométricos


Por supuesto, la biometría afecta a muchos otros elementos de nuestro cuerpo. En el pasado hemos hablado por ejemplo de sistemas de protección biométrica de la firma, un sistema biométrico basado en el comportamiento que poco a poco se va implementando en diversas áreas. No solo se analizan las formas de las letras, sino aspectos como la presión aplicada, la velocidad a la que escribimos, o la secuencia con la que se forman las letras.


Hay otros sistemas aún más curiosos, como el reconocimiento del ritmo cardiaco, de la temperatura facial o incluso de la geometría vascular, que aún está investigándose pero que aún así se puede usar en conjunción con, por ejemplo, otros datos forenses para llegar a conclusiones sobre la identidad de una persona.

Más curiosas resultan características singulares como el reconocimiento del olor corporal, otro componente aparentemente inequívoco de cada ser humano, y que entre otras cosas tendría una aplicación práctica destacable: la detección de enfermedades. Lo demuestra un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid realizado en colaboración con el Hospital Infanta Sofía de la capital española que por ejemplo toma en cuenta marcadores en el aliento para detección temprana del cáncer de colon y de leucemia.

Incluso el reconocimiento gestual, igualmente popular en esas mismas clases de dispositivos, se puede aplicar a la autenticación. Así lo destacaba ya un estudio (PDF) del Berlin Institute of Technology. Un grupo de investigadores logró utilizar el acelerómetro y el giroscopio de un dispositivo móvil para autenticar a un usuario que hacía un movimiento "muy suyo" con el móvil.



Hay otros campos biométricos que sonarían a broma, pero que se aplican de forma real. Por ejemplo, el de la biometría aplicada a nuestro trasero, y que se utiliza en los asientos de los coches de fabricantes que investigan en este terreno. La presión ejercida sobre estos asientos parece ser otro de los signos inequívocos de que quien conduce el coche es su propietario, y no un extraño.

Un estudio de la Universidad de Bath en el Reino Unido demostró que la nariz también puede ser un método muy eficiente para, por ejemplo, identificar a criminales. Las conclusiones del estudio dividían en 6 grandes grupos los tipos de nariz, que escanean en 3D, y lo situaban como una posible alternativa al escáner de iris. "No hay un sistema biométrico mágico que te resuelva todos los problemas", destacaban, y aunque la nariz también tiene sus desventajas en este tipo de procesos, creen que "la técnica tiene potencial, quizás para ser usada en combinación con otros métodos de identificación".

Algo similar ocurre con las orejas, cuyas propiedades "únicas" en el campo de la biometría se demostraron en la cuarta Conferencia sobre Biometría de la IEEEE celebrada en septiembre de 2010. En aquel simposio se reveló como un algoritmo de búsqueda de imágenes podría ser útil como método no intrusivo para identificar a personas en base a la forma de sus orejas. La tecnología, afirmaban sus desarrolladores, es capaz de identificar una oreja con una precisión del 99,6%.

Aunque ya habíamos hablado del ritmo cardiaco como complemento del reconocimiento de huella dactilar para hacerlo más preciso, esa característica es también especialmente identificativa de cada persona. Así lo afirmaban por ejemplo investigadores de la Universidad de Toronto, que hace algo más de un año patentaron un sistema que monitoriza constantemente el patrón PQRST que se obtiene por ejemplo en un electrocardiograma y que muestra los distintos picos del ritmo cardíaco. De hecho han creado una empresa llamada Byonim que actualmente comercializa la pulsera Nymi que permite autentificarse en diversos tipos de sistemas a través de la medición de ese ritmo cardiaco.

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