Páginas

sábado, 2 de julio de 2016

La huella dactilar

El análisis de las huellas dactilares y su uso como sistema de identificación es uno de los ejemplos clásicos de la aplicación práctica de la biometría. En ese análisis entran en juego los patrones presentes en nuestras huellas dactilares, pero también en características especiales que también diferencian unas huellas de otras, como surcos cortos o bifurcaciones en algunos de los surcos de nuestra huella.


Los sensores que permiten analizar huellas dactilares son de varios tipos -ópticos (receptivos y transmisivos), ultrasónicos, capacitivos, mecánicos o térmicos, por ejemplo-, y todos ellos tratan de ofrecer mejores prestaciones en ciertos escenarios y en ciertas aplicaciones prácticas.

Hay muchos ejemplos que han tenido cabida en Xataka durante los últimos años. Samsung ya hacía uso de un sistema de este tipo en su SCH-370, lanzado en 2005 y que seguía la estela, por ejemplo, de algunos Pockets PCs que algún tiempo antes también ofrecían esa capacidad. Los sensores de huella dactilar han sido también opción común en ordenadores portátiles empresariales, pero también en otros dispositivos como discos duros externos, sistemas de apertura de puertas, o sistemas de pago, por ejemplo. Y todo apunta a que seguiremos viendo más y más dispositivos con este tipo de tecnología.

Los dispositivos móviles también han popularizado este tipo de sistemas de identificación en los últimos tiempos, y tanto el iPhone 5S -con su tecnología TouchID, de la que Apple ha dado diversos detalles en las últimas semanas- como el Samsung Galaxy 5 -con una propuesta algo distinta, pero igualmente interesante- los han utilizado para ofrecer a los usuarios una forma alternativa de desbloquear estos terminales e incluso de realizar pagos electrónicos con una autenticación basada en estos sistemas.

La fiabilidad de este tipo de sistemas biométricos es elevada, pero como se ha demostrado últimamente, la seguridad que proporcionan no es total y a menudo ha sido posible "engañar" a este tipo de sistemas con moldes fabricados con mayor o menor esfuerzo. Para tratar de evitar ese tipo de problema se han ido implementando características adicionales en los sensores que permiten combinar la huella dactilar con factores como la temperatura, la conductividad, la constante dieléctrica relativa (que es distinta en nuestra piel y , por ejemplo, en un molde de silicona), la presión sanguínea, o el ritmo cardiaco que demuestran que lo que estamos poniendo encima del sensor es, efectivamente, el dedo de esa persona, y que dicha persona está viva.


Hay estudios que revelan que a pesar de todo los fabricantes de este tipo de lectores no puedan de momento dar pruebas definitivas de que estos dispositivos sean totalmente seguros, y de hecho recomiendan no usarlos como método de autenticación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario