Probablemente muchos de vosotros
hayáis visto Sneakers (Los fisgones, 1992), una película que era especialmente
curiosa por el tratamiento de temas relacionados con la informática y la
seguridad informática. En aquella película había una escena en la que el
reconocimiento de voz era clave para lograr acceder a cierta localización, y
los protagonistas se las apañaban para "robarle" la voz a la persona
que sí tenía acceso.
Aquella escena demostraba ya
entonces los obstáculos a los que se enfrenta la biometría y el hecho de que no
siempre se puede aplicar con éxito en materia de seguridad. La voz y su
reconocimiento son candidatos claros en ese apartado, pero los desarrolladores
de estas soluciones hace tiempo que han ideado otros muchos usos para nuestra
voz.
De hecho, los sistemas de
reconocimiento de voz son hoy en día claros protagonistas del panorama
tecnológico. Las consolas, los dispositivos móviles, los coches o los
televisores integran software y hardware que permite que nuestras órdenes de
voz sean reconocidas y ejecutadas. De hecho, ese reconocimiento de voz se
combina también a menudo con características de seguridad.
Es el caso del Moto X que
analizamos recientemente y que se activa incluso estando en reposo cuando
decimos la frase "Ok, Google Now". Eso sí: solo reconocerá la voz que
se ha grabado en el entrenamiento del dispositivo, y ya probamos que incluso
intentando imitar la voz del propietario del dispositivo, el sistema funciona
sorprendentemente bien.
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